relato: TEMPORALIDADES


Marejada, una sensación de pérdida, de añoranza; evocando sucesos, esperando el devenir. Solos en la Eternidad gris de un Universo equivocado en todos los sentidos.



Sin rumbo, las olas de la nada nos alcanzan antes de que los navegantes de soledades adquieran sustancia.
Camino erróneo, senda equivocada. O tal vez no; imposible discernirlo anclados en este lado de las realidades. Un paso fronterizo entre esto y lo nunca establecido.




Tal vez amanezca; tal vez anochezca; quizás todo sea eso, y nunca más tengamos que elegir en el azar de las mareas capitales.

Y derivamos con el fluir de las corrientes estelares hacia puntos de gris perlado en el horizonte; el anochecer de una antigua era o, quizás, el amanecer de una marginalidad que sube desde el fondo de ignotos cataclismos. El caso es que llegamos a algún sitio, alguna realidad donde atarnos, algún fragmento de historia perdida entre las lumbres de las estrellas que pueblan el viejo cementerio de nubes, el antiguo osario de los dioses del ayer.






Y a partir de ahí nos sacude una marejada de posibilidades, que hace que nos adentremos por un nuevo camino, ¿otra vez erróneo?. Tal vez, pero al menos nos movemos contra el fondo de un firmamento estelar que ha permanecido estático, indeciso entre las diferentes opciones ofrecidas, más bien ofrendadas por pacientes devotos, esclavos de la Iglesia de la Nueva Singularidad.
Nosotros nos desplazamos, y la Singularidad estalla en guirnaldas que conforman nuevos sistemas; satisfechos, dejamos paso a otros dioses, ansiosos como lo estuvimos nosotros alguna vez, para adentrarse entre lo nunca establecido, en las brumas del antiguo cementerio de las deidades perdidas.

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