UN PUNTO DE DISTRACCIÓN (microrelato)
El cielo estaba adquiriendo la consistencia de la melaza fría. Las naves de ataque saturaban todo el firmamento que se podía divisar, normalmente, desde las torres de la única gran ciudad en que se había convertido el planeta.
El contraataque, por el contrario, fue en otro plano de la realidad, en un subespacio convergente con las naves enemigas; sus comandantes no se esperaban esa clase de ataque, sus espías no habían informado de nada parecido, ni sus científicos tenían noticia alguna de esa subestructura del espacio- tiempo.
Las naves defensoras aparecían súbitamente como un punto cuasi microscópico, como esas motas que sólo se vislumbran con el rabillo del ojo, pero que cuando intentas definirlas, desaparecen. Así era el ataque; convergían los átomos de las naves en un continuum definido por la posición de la nave enemiga, dejaban sus cargas de explosivo, y desaparecían de nuevo.
Los tripulantes de las naves enemigas morían sin llegar a saber a ciencia cierta qué ocurría. Posteriormente, se dieron cuenta de la aparición de esos puntos justo antes de la detonación; pero entonces, evidentemente, era demasiado tarde. Las miles de naves enemigas fueron destruidas en breves momentos, y el espacio volvió a estar despejado de nuevo, ya que incluso la subestructura absorbía los restos.
Así, el pueblo del planeta Dementer IV, gracias a su increíble capacidad de adaptarse a casi cualquier situación, salió vencedor una vez más.
No en vano, habían resistido durante siglos los intentos de invasión por parte de los ejércitos de cientos de planetas.
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