POSTRADO (sigamos improvisando poesía...)


Ante tí me postro,
mi bella dama
de piel clara y negros cabellos.
Mi niña Muerte,
mi Dama de la Eternidad.
Pido consejo al azar
y tu esencia me reclama;
frente al dolor,
frente a la indiferencia,
frente al poder establecido
por los perennes
panteones arquetípicos,
Dioses de papel y simbología,
tú has venido a mí realmente,
sin ambages
sin circunloquios,
verdad desnuda e imperecedera.

Reclamas mi ser,
mi existencia es,
siempre será, tuya,
amor cautivo
en la forja del Destino
amable hermana de las sombras,
del dios del sueño que convence
a la humanidad
a aceptar su negro porvenir.

Ante tí me postro,
Eterna y dulce Dama
que existes si yo no existo,
desconocida en vida,
cuya amor profeso
en eterna rebeldía
ante los Dioses que me abandonaron
a este incierto Destino
en el que, al fin,
estás Tú.

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