MALÉVOLA CONCIENCIA, de MegaGrupo de Relatos (disponible aquí también)
Otra de mis colaboraciones en MegaGrupo de Relatos, esta vez la titulada:
( Estos relatos están bajo una licencia de Creative Commons ).
[Josefina Fuensanta]
La noche era oscura, la brisa invadía el paseo, las parejas se acurrucaban dando rienda suelta a sus amores.
Una figura fantasmal paseaba entre los árboles buscando una presa en la que desatar su furia, encerrada tantos años en su petrificado corazón.
[JAVIER]
Era parte de su maldición; el no poder, nunca más, volver a amar. Y, aunque pareciera tópico, su falta de capacidad para amar le había llevado a desear el mal a todo aquel enamorado que encontrase. Y, con el paso de los años, sus enfermizos deseos se volvieron verdaderamente violentos, y pasó de simplemente odiar a los amantes, a ir detrás de ellos, espiarles, asustarles y hacer que huyeran...era su forma de purgar su malévola conciencia, un a modo de tortura que él mismo se auto inflingía.
Evidentemente, su propia conciencia se rebelaba contra aquello, exigiendo más y más; ya no le bastaba solamente con acosar, sino que su propia mente le pedía más...
[Agueda]
Ahí estaba, oculto tras uno de los árboles del paseo. El aroma que exhalaban los amantes le llegaba como un veneno arrastrado por el viento. Le dolían las caricias y el murmullo de los besos, entonces la vio. Iba sola, con la tristeza en el andar y los labios ávidos, se parece a mí, se dijo. Su rostro se crispó y los ojos le brillaron como llamas malévolas, se arregló el cabello negro con sus manos heladas y le salió al paso. Ella no puso resistencia y se entregó a sus besos mortales. Un hilo de sangre se esparció por el paseo espantando a los amantes que huyeron del lugar.
Su corazón estaba tranquilo, había logrado lo que quería y se alejó como ave de mal agüero en la noche oscura.
(actualizo el blog Currículum Literario también)
[Josefina Fuensanta]
La noche era oscura, la brisa invadía el paseo, las parejas se acurrucaban dando rienda suelta a sus amores.
Una figura fantasmal paseaba entre los árboles buscando una presa en la que desatar su furia, encerrada tantos años en su petrificado corazón.
[JAVIER]
Era parte de su maldición; el no poder, nunca más, volver a amar. Y, aunque pareciera tópico, su falta de capacidad para amar le había llevado a desear el mal a todo aquel enamorado que encontrase. Y, con el paso de los años, sus enfermizos deseos se volvieron verdaderamente violentos, y pasó de simplemente odiar a los amantes, a ir detrás de ellos, espiarles, asustarles y hacer que huyeran...era su forma de purgar su malévola conciencia, un a modo de tortura que él mismo se auto inflingía.
Evidentemente, su propia conciencia se rebelaba contra aquello, exigiendo más y más; ya no le bastaba solamente con acosar, sino que su propia mente le pedía más...
[Agueda]
Ahí estaba, oculto tras uno de los árboles del paseo. El aroma que exhalaban los amantes le llegaba como un veneno arrastrado por el viento. Le dolían las caricias y el murmullo de los besos, entonces la vio. Iba sola, con la tristeza en el andar y los labios ávidos, se parece a mí, se dijo. Su rostro se crispó y los ojos le brillaron como llamas malévolas, se arregló el cabello negro con sus manos heladas y le salió al paso. Ella no puso resistencia y se entregó a sus besos mortales. Un hilo de sangre se esparció por el paseo espantando a los amantes que huyeron del lugar.
Su corazón estaba tranquilo, había logrado lo que quería y se alejó como ave de mal agüero en la noche oscura.
(actualizo el blog Currículum Literario también)
Comentarios