Reseña: Lo que sueñan los insectos (Javier Quevedo Puchal)

Isabel, una joven de familia acomodada, desaparece de su casa de Sitges sin dejar rastro. Por desgracia, ni la Policía ni el investigador privado contratado por el padre de la desaparecida, el magnate cinematográfico Didac Sardà, consiguen arrojar luz al caso.

Cuando Milena, la mejor amiga de Isabel y experta en demonología, recala en Madrid durante una gira promocional, el reencuentro con Didac volverá a abrir viejas heridas. Y es que el padre de su amiga cree haber dado con una pista que podría llevar a Isabel. Una pista que solo Milena parece capacitada para seguir. Lo que ella no sospecha es que la madeja que desenredarán sus investigaciones sacará a la superficie algo más profundo que la verdad y más aterrador que las entidades demoníacas a las que se enfrenta cada día: su propio pasado.

Lo que sueñan los insectos es mucho más que un thriller paranormal intenso y perturbador: es un viaje emocional de suspense creciente, que desemboca en una insólita reflexión sobre lo que somos y lo que podríamos haber sido. Sobre lo que dejamos atrás para perseguir nuestros sueños y lo que nos deja a nosotros cuando creemos haberlos conseguido.

Libro: Lo que sueñan los insectos.
Autor: Javier Quevedo Puchal.
Editorial: Punto en Boca.
Edición: Madrid (España), 2013.
Formato: Rústica (tapa blanda). 15x21. 320 páginas.
ISBN: 9788494107801.
Temática: Libros de terror.
A pesar de lo que en un principio pudiera parecer, esta novela no es de terror estrictamente hablando… o no solamente del terror que en un principio podríamos pensar. Sí, es cierto, aparecen demonios, hay asesinatos rituales, escenas brutales, expertos en demonología, etc; pero, como digo, y como me ha comentado el autor, la historia va un paso (sino varios) más allá. Concretamente, dice el autor que “pretendía que los “insectos” fueran una gran metáfora de la gente actual y la papeleta que nos hemos encontrado cuando hemos abierto los ojos. Nos creíamos mariposas y solo somos escarabajos peloteros”. Y así es; la trama de la novela está salpicada de los verdaderos problemas actuales de la vida diaria, temas integrados en la narración con gran habilidad por parte del autor, aunque me consta que al principio lo consideró muy arriesgado. Pero aquí lo consigue gracias a un personaje muy bien diseñado, Diego, el marido y secretario de Milena; esa cultura de la calle, ese estilo cínico de novela negra heredero de personajes como Philip Marlowe, Sam Spader, etc, da una visión más cercana al horror que impregna la novela, nos hace más partícipes del mismo al ser un personaje que, por ser como es, la manera que tiene de afrontar las situaciones, y cómo nos lo narra, sentimos más cercano; además, esa cercanía, esa empatía que sentimos por él, da pie a que los problemas reales a los que hacíamos referencia se estructuren sin fisura en la narración.
Evidentemente, aparecerá el terror puro y duro, además de estos terrores cotidianos; Javier Quevedo va hilando una historia, la de la desaparición de Isabel, junto con la historia de Milena (su mejor amiga), y otras que va enlazando en un crescendo que nos llevará a antiguos rituales, sectas demoníacas, la Alemania nazi, la España franquista y la postfranquista, pactos y traiciones,envidias, amores, ambiciones, etc. Por que lo que el autor nos cuenta no es simplemente la historia de la desaparición en la España actual de la hija de un antiguo exitoso productor, y de su posterior búsqueda por la experta en demonología Milena; no, Javier Quevedo nos cuenta la historia de Milena, la de su marido y secretario Diego (casi diríamos que el verdadero protagonista), de las ambiciones de Isabel y de su mundo particular, de la de su madre, de las sectas, de los demonios, interiores y propios, o exteriores pero reales... etc. Así, nos sumerge en una búsqueda, tanto de Isabel como de la propia personalidad de los protagonistas, rotas por los duros golpes de la vida, tanto cotidiana, como del más allá. (leer reseña completa en Planetas Prohibidos)

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