Artículo en Red de Ciencia Ficción: ¿QUÉ SON LA CIENCIA FICCIÓN Y LOS CÓMICS PARA EL PROFANO EN LA MATERIA? .

Este es mi artículo, recientemente aparecido en Red de Ciencia Ficción -aquí con el agregado de las imágenes- :


Que yo recuerde, leo desde muy pequeño. En casa de mis padres siempre ha habido libros, y siempre he estado con uno u otro en las manos. En mi casa prácticamente no caben, problea extensible creo a todos los que nos gusta la lectura (y menos mal que existen las bibliotecas municipales). Mis hábitos de lectura han sido muy diversos, e igual podía estar leyendo a V. Blasco Ibañez que a Dostoyesky; a Gabriel García Márquez que a F. Kafka; a Miguel Delibes que a H. P. Lovecraft; a Quevedo que a Isaac Asimov...


Asimov, Arthur
C. Clarke, Robert Heinlein podría decirse que fueron mis primeras lecturas de ciencia ficción, como las de muchos otros, sobre todo aq en España, pues eran de los pocos (poquísimos) autores del género que llegaban hasta aquí. Porque como a veces comento con gente que no lee ciencia ficción ni cómics, opino que el problema es que España se ha considerado a sí misma, a pesar de los reiterados bajos índices de lectura, un país digamos “culto”. ¿Qué quiero decir con ello?; pues que históricamente por un lado, y por causa de los 40 años de represión sufridos por otro, la llamada literatura “de evasión” estaba (¿está?) mal vista; en un país con autores como Quevedo, Lope de Vega, Cervantes, Fernando Rojas, Calderón de la Barca, Miguel de Unamuno, Leopoldo Alas Clarín... y obras universales como, por citar una, El Quijote, ¿cómo vamos a perder el tiempo en novelas de batallitas espaciales y viajes entre mundos?. Eso mismo se puede aplicar a los cómics/novelas gráficas; ¿cómo vamos a estar perdiendo el tiempo viendo dibujitos de gente que vuela y levanta coches? Porque no nos engañemos, la concepción que tiene la gente alejada de todo esto es: batallas de naves en el espacio, y gente que vuela y derriba edificios. Como digo, pienso que se debe a los cuarenta años en lo que todo lo “evasivo” estaba prohibido (máxime si venía del extranjero), y a la sensación como pueblo de que un país que ha dado luz a autores y obras como las arriba mencionadas, no puede ser un país que se “rebaje” a evadirse viendo dibujitos y viajando por el espacio. Pero ahí tenemos los ejemplos de Francia, Bélgica, y otros países europeos donde los cómics son considerados un arte más, y muchos de nuestros autores de ciencia ficción y fantasía son mucho mejor considerados que aquí, publicando sus obras antes que en su propio país.

Pero cl
aro, no toda la ciencia ficción ni los cómics son como creen los no aficionados al género; y lo que es curioso, cuando un autor de literatura digamos “general” utiliza un tema que los aficionados ya hemos leído bastantes veces, se suele ensalzar la obra (estoy pensando en La Carretera, Las Intermitencias de la Muerte, etc). Estoy de acuerdo en que mucha gente conoce la ciencia ficción por las películas, y que en pantalla queda mucho mejor una película estilo La Guerra de las Galaxias, Avatar, Matrix, etc, que por ejemplo El Libro de los Cráneos (Robert Silverberg), o El Dragón en el Mar ( Frank Herbert). Es decir, en la pantalla lo que prima son los efectos especiales, por encima de la historia; si no, compruébense los cambios entre las obras literarias y sus adaptaciones a la pantallas de Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas/Blade Runner, 2001 una Odisea Espacial, Yo Robot, El Hombre Bicentenario, Dune, Desafío Total/Podemos Recordarlo Todo por Usted, Los Superjuguetes Duran Todo El Verano/Inteligencia Artificial, etc.
Pero evidentemente, no toda la ciencia ficción es así. Los que estén leyendo este editorial su
pongo que lo tendrán claro; y si no, solamente con leer las obras en las que están basadas dichas películas bastaría con ver la diferencia.


¿Y en cómics?; pues más o menos igual. A día de hoy, parece que el más conocido por el público en general es el cómic superheroico, el cómic que
como antes comentábamos, va de gente que puede volar, derribar edificios (y, por los dibujos animados, el “manga”; pero tal vez en otra ocasión hablemos del tema de dibujos animados). Bien, es una enorme restricción pensar eso. Como en el tema de la ciencia ficción, comento esto desde el punto de vista de la gente con la que hablo, y las conversaciones que mantengo con ellos. Les hablo de cómics como Arrugas, de Paco Roca, donde se trata de la problemática del alzheimer; de María y yo, de M. Gallardo, que trata sobre el autismo, personificado en la figura de su propia hija; de Contrato con Dios (y más específicamente de La Vida en la Avenida Dropsie), de Will Eisner; de Freddie y yo, de Mike Dawson, que nos cuenta la historia personal del autor desde la perspectiva de su pasión por la música de Queen, y su admiración por Freddie Mercury; de Maus, de Art Spiegelman, que narra la historia de su padre, judío, durante la segunda guerra mundial. Y podríamos seguir, al igual que con la ciencia ficción, con montones de ejemplos más. Pero es un tema que sí, es interesante como punto de vista para exponer al profano en el asunto, pero sin ánimo de convencer a nadie. Reconozco que me suelo “apasionar” cuando mi interlocutor tacha de “tonterías” los temas que a mí me gusta, sin conocimiento previo del tema. Entonces comenzamos un diálogo donde expongo todo lo anteriormente comentado, pero sin ánimo de convencer, sino solamente de que conozca. Porque, como he dicho al principio, desde muy pequeño soy lector y cosas que conocidos míos tal vez estén leyendo ahora, puede que yo ya las leyera en su momento. Porque reconozco que ahora la inmensa mayoría de lo que leo es CF, digo, medio en broma medio en serio, que para leer “realismo” ya veo los telediarios, leo la prensa, etc; pero como digo, no es totalmente en serio, y aunque lea mucha CF, no estoy en absoluto cerrado a otras temáticas, como puede verse en las listas de los libros que leo que periódicamente voy poniendo en mi blog. En resumen, un tema interesante el de defender “nuestra” lectura a los profanos, pero sin ánimo de convencer; entre “nosotros” ya surgirán otros temas como por ejemplo la defensa de C (´ciencia ficción “científica”) o L (CF literaria); o si Robert A. Heinlein era fascista, etc.

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