PARAÍSOS CIBERNÉTICOS; reseña de Jorge Zarco (y otra de Joe Álamo)
Publico aquí una reseña del poemario PARAÍSOS CIBERNÉTICOS, de J. Javier Arnau, Carlos Sueiro Martínez, y con portada de Luis Makianich, realizada por Jorge Zarco.
Además, en el blog Letras Para Soñar, de Joe Álamo, podéis encontrar otra reseña (pinchad aquí para acceder directamente).
Además, en el blog Letras Para Soñar, de Joe Álamo, podéis encontrar otra reseña (pinchad aquí para acceder directamente).
PARAISOS CIBERNETICOS de J. Javier Arnau y Carlos Sueiro Martínez
Jorge Zarco Rodríguez
La poesía es parte de nuestra educación literaria desde niños. Todos aprendemos a leer leyendo los grandes clásicos primero en lengua española por la cercanía cultural y luego intentamos ya adultos, abordar sensibilidades más radicales. Pasamos de Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez a Charles Bukowsky, o Jean Genet. Leer poesía es y será pese a la popularidad de sus grandes (la generación del 27) por imposición académica, cosa de minorías pese a impregnar con su influencia todas las artes posibles.
Por eso, no es de extrañar que la ciencia ficción y el arte poético no sean (ni deban ser) incompatibles. Ya que en palabras de un buen profesor y amigo, la poesía viene a ser la mayor de todas las artes por conectar emocionalmente con el escritor y su habilidad para poner sobre el papel (o el teclado) una sensación concreta que ha de conectar con el lector potencial del poema a un nivel tan emotivo como intelectual.
Desde el romanticismo gótico de Edgar Allan Poe y Ambrose Bierce en el terror, la metáfora fantástica de Jorge Luis Borges o Rubén Darío o la descripción narrativa de J.R.R.Tolkien, el estilo poético lo invade todo. De ahí que Ray Bradbury sea el más popular de los poetas de ciencia ficción por la belleza de su prosa, aunque no es el único ni mucho menos si recordamos al radical Thomas M. Disch, o el experimentalismo underground de William S Burroughs.
J. Javier Arnau y Carlos Sueiro Martínez transmiten emociones personales (como todo poeta) y a nivel de estilo, navegan en una influencia claramente ciberpunk sobre la que planea la sombra del primer William Gibson, en la descripción del perturbador (pero no imposible) escenario entre la experimentación narrativa y la tecnología, en la naciente conciencia de inteligencias artificiales, paraísos virtuales y metáforas emocionales a través de pequeñas tramas bañadas de melancolía, angustia existencial y escenarios alucinatorios nada extraños para quienes amamos el género en todas sus ramas y vertientes. Todo un riesgo literario el publicar poesía y ciencia ficción, en una temática como la poética, que parece no salir en muchos aspectos del tópico academicismo impuesto y algo estancado, con esa molesta tendencia a marginar todo lo que se sale de la norma ya impuesta, y considerar al poeta como un patrimonio cultural “respetable” y ajeno a lo insólito y lo “diferente”.
Buena portada de Luis Makianich e impecable edición para pasar un rato intenso, pero breve, pues son apenas cincuenta páginas, se leen de un tirón y valen la pena.
Jorge Zarco Rodríguez
La poesía es parte de nuestra educación literaria desde niños. Todos aprendemos a leer leyendo los grandes clásicos primero en lengua española por la cercanía cultural y luego intentamos ya adultos, abordar sensibilidades más radicales. Pasamos de Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez a Charles Bukowsky, o Jean Genet. Leer poesía es y será pese a la popularidad de sus grandes (la generación del 27) por imposición académica, cosa de minorías pese a impregnar con su influencia todas las artes posibles.
Por eso, no es de extrañar que la ciencia ficción y el arte poético no sean (ni deban ser) incompatibles. Ya que en palabras de un buen profesor y amigo, la poesía viene a ser la mayor de todas las artes por conectar emocionalmente con el escritor y su habilidad para poner sobre el papel (o el teclado) una sensación concreta que ha de conectar con el lector potencial del poema a un nivel tan emotivo como intelectual.
Desde el romanticismo gótico de Edgar Allan Poe y Ambrose Bierce en el terror, la metáfora fantástica de Jorge Luis Borges o Rubén Darío o la descripción narrativa de J.R.R.Tolkien, el estilo poético lo invade todo. De ahí que Ray Bradbury sea el más popular de los poetas de ciencia ficción por la belleza de su prosa, aunque no es el único ni mucho menos si recordamos al radical Thomas M. Disch, o el experimentalismo underground de William S Burroughs.
J. Javier Arnau y Carlos Sueiro Martínez transmiten emociones personales (como todo poeta) y a nivel de estilo, navegan en una influencia claramente ciberpunk sobre la que planea la sombra del primer William Gibson, en la descripción del perturbador (pero no imposible) escenario entre la experimentación narrativa y la tecnología, en la naciente conciencia de inteligencias artificiales, paraísos virtuales y metáforas emocionales a través de pequeñas tramas bañadas de melancolía, angustia existencial y escenarios alucinatorios nada extraños para quienes amamos el género en todas sus ramas y vertientes. Todo un riesgo literario el publicar poesía y ciencia ficción, en una temática como la poética, que parece no salir en muchos aspectos del tópico academicismo impuesto y algo estancado, con esa molesta tendencia a marginar todo lo que se sale de la norma ya impuesta, y considerar al poeta como un patrimonio cultural “respetable” y ajeno a lo insólito y lo “diferente”.
Buena portada de Luis Makianich e impecable edición para pasar un rato intenso, pero breve, pues son apenas cincuenta páginas, se leen de un tirón y valen la pena.
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