Una rosa en la piedra y otros relatos; Alicia Albares (reseña)





Alicia Albares



ISBN : 8419404438
242 páginas
Editorial: Ediciones Bohodon




Alicia Albares, con una prosa delicada y sugerente, nos traslada a épocas pasadas y a universos mágicos a través de estas cinco historias tan poderosas y potentes como sus protagonistas. Árboles que sienten y se enamoran, portales que guardan otros mundos, amores imposibles entre ángeles y humanos y así todo un universo de maravillas que no podremos dejar de leer. Cada cuento tiene la consistencia de una leyenda, cada historia posee la magia de un mito. La autora se introduce en los arquetipos más antiguos para hacernos soñar, para que sintamos que lo imposible es real, que los sueños y los deseos más ocultos están al alcance de nuestros ojos. Leer este libro es viajar en una máquina del tiempo que nos conducirá a espacios que nadie ha visitado jamás y que perdurarán en nuestra memoria mucho tiempo después de haber cerrado sus tapas.


Antes de ir con la crítica propiamente dicha, quiero comentar una cosa, que en breve explicaré: los relatos me han gustado, lo que se quiere tratar y transmitir con ellos también, así como la forma en que están escritos. Sin embargo, le encuentro un gran “pero” que a continuación paso a explicar, que hace que, a mi pesar, le baje un poco la valoración. Reitero que me ha gustado lo que me han contado y lo que me han trasmitido estos relatos, el libro en general; pero hay algo que...
Comenta Sara Brassó en el prólogo que para entrar en este reino mágico necesitas volver a la infancia, rescatar a ese niño que sonreía (…) y que hay que cerrar los ojos a la razón y abrirlos a la magia... Pues bien, el caso es que, aún siendo buenos los relatos, y haberme gustado, para mí hay un enorme fallo en los dos primeros: la voz narrativa o manera de contarlos... me explico:
En el primero (por cierto, hecho en falta un índice en el libro), “Una rosa en la piedra”, el narrador nos muestra la historia en forma de un escrito que está haciendo sobre un diario que se le ha permitido leer, pero nunca revelar; está escribiendo para sí, para “sacarse” la experiencia. Es decir, lo que leeremos se basa en un diario... pero en el mismo se cuentan cosas que su propietaria, la que lo escribió no pudo de ninguna manera saber o conocer. Y no solo temas de alguien que no estuviera presente, o cosas que se pueda imaginar: no, nos estamos refiriendo, dado que el libro es de género fantástico, a temas sobrenaturales, que implican demonios, etc. Es más, el diario continúa aún cuando sabemos que nos e escribió más... incluso tras la muerte de quien lo escribía... ¿cómo puede ser que el narrador esté contándonos eso? Por eso mismo creo que no ha sido el vehículo adecuado para transmitirnos la historia, hubiera sido más adecuado un narrador omnipotente, o en alguna otra persona...
En la segunda, en la que el narrador nos cuenta una historia que le ha venido de otra fuente (un árbol), que le transmite muchos hechos de otras fuentes que le llegan... que en muchos casos reconocen que lo que cuentan no tuvo testigos, pero lo narran con pelos y señales, incluso con los diálogos que correspondían; posteriormente coinciden con los sucesos, con lo que demasiada casualidad parece que se lo hubieran inventado, sobre todo sirvientes y criados de un señor castellano en 1500. Más adelante en la narración parece darse cuenta la autora y lo llena de “dicen” y “los testigos que había”. Digo llena porque en unas pocas líneas aparecen varias veces; pero es que además nos acababa de decir que el protagonista iba solo y nadie vio lo que sucedió. Vuelvo pues a pensar que la voz narrativa no ha sido la adecuada.
Por eso comento al empezar lo que dice el prólogo, que debemos “volver a la infancia” “cerrar los ojos de la razón y abrirlos a la magia”... pero, si me están transmitiendo un diario, y me cuentan cosas imposibles e incluso sigue contando cosas no escritas e incluso tras la muerte de la escritora... pues fantasía e imaginación no es, es un error de elegir la voz narrativa. Igual que si dicen que no hay testigos, pero cuentan con pelos y señales todo lo que sucedió: no concuerda, en caso de que lo quieran hacer pasar por imaginación, con quienes lo están narrando.
En el resto de relatos ya no sucede esto, parece que la autora se cuida muy mucho de esto, y hace que por todos los medios posibles el narrador esté presente en los diferentes escenarios, temporales y espaciales, donde se desarrollan las acciones, si esto es necesario. Y aquí si que “abro mis ojos a la magia, a la imaginación” y aún dentro del género fantástico, rebajo sin problemas mi nivel de incredulidad para disfrutar, sin problemas, de la obra. Es decir, no es un problema de credulidad, de racionalidad, etc, como se demuestra en el cambio de voces narrativas de los primeros relatos al resto, sino que dentro del fantástico, como en todos los géneros, hay que establecer unos códigos entre autor y lector y determinar, dentro del mundo que nos exponen, qué puede cumplirse y qué no. Se pueden admitir seres fantásticos, magias, alienígenas, planetas habitados... pero, por no repetirme, si me están narrando la acción mediante un diario, aún en un mundo fantástico, habrá que respetar ese código; y si me dicen que no hay testigos, no pongas en boca de personajes cosas que son imposibles de conocer /inventar.
Como digo, se da en los dos primeros relatos, luego esto desaparece; y es una pena, porque entras a la obra y te encuentras directamente con esto. Luego los relatos son buenos, las temáticas que tocan llegan a ser, tanto por sí mismas, como por la manera de expresarlas, profundas. Por ese lado, recomendaría la obra. Y si sois capaces de abstraeros del tema que he tratado en esta opinión, del uso de las voces narrativas, es una obra interesante. Ahora bien, lo que sería si hablamos de puntuación sobre un ocho, para mí, por lo expuesto, y como reseñista, lo tengo que dejar en un seis.


Reseña publicada en BABELIO





Comentarios