Livingston contra Fumake (reseña Novela gráfica)
El inspector Livingston y el asesino por encargo Fumake, son enemigos acérrimos desde hace largo
Keko Godoy, Mique Beltrán Editorial: Diábolo ISBN: 9788418320507 Tapa: Dura. 85 páginas |
tiempo y, sin embargo, sienten cierta admiración el uno por el otro.
Se prepara un crimen en un céntrico hotel, ¿el crimen perfecto?, y el Inspector Livingston quiere pillar a Fumake con las manos en la masa, pero sabe lo complicada que va a ser la tarea y recuerda todas las veces anteriores en que no consiguió hacerlo.
Un divertido thriller que atrapa al lector y le hace recorrer con los personajes de manera frenética los pisos del hotel donde se desarrolla la acción.
Y caramelos, muchos caramelos…
El libro cuenta con un prólogo de Carlos Portela y con abundante material extra sobre cómo se hizo el cómic.
(Reseña publicada originalmente en Anika Entre Libros)
Durante una época, en España hubo un boom del cómic y, al igual que sucede con el franco belga, en dichos cómics se podían apreciar unas "escuelas" diferenciales.
Si cuando hemos reseñado cómics franco-belgas hemos hablado de las escuelas de Bruselas (línea clara) y la de Charleroy (Marcinelle), en el español de los 80 se hablaba de línea clara, línea chunga, además de lo publicado en la revista Madriz. Por supuesto, en esos años se publicaba bastante y no todo, claro está, adscrito a esas escuelas, pero esas son las líneas principales en las que se dividió lo publicado en España, siendo Madriz una revista financiada por el Ayuntamiento de la capital, en la que se fomentaba la nueva cantera de dibujantes españoles y se asociaba a la post modernidad.
De referencias de línea clara tenemos a Mique Beltrán, que por los tiempos que nos ocupa publicaba en la revista Cairo su obra "Cleopatra", mientras que en Madriz destacaba Keko, con su línea dura, a base de blancos y negros y su uso de las luces y sombras, de corte expresionista. Ambos, como puede comprobarse en sus obras, radicalmente diferentes, pero, tal vez por eso mismo, complementarios. Así que no resulta en exceso extraño que, en esa explosión del cómic en plena movida, acabaran coincidiendo y colaborando en esta obra que nos ocupa. Dicha obra comenzó a publicarse en Madriz, quedando inconclusa al cierre de la misma, y publicándose de forma íntegra por primera vez en la revista italiana Totem en 1987.
"Livingston contra Fumake" bebe en sus fuentes de Hitchcock, de Patricia Highsmith y otros; pero también del cómic franco belga, del expresionismo. Es, sobre todo, homenaje y referencia a "Crimen Perfecto", de Alfred Hitchcock, al que el dibujo y la rotundidad de las tintas de Keko actualizan desde la postmodernidad de la España en la que les toca vivir.
Fumake, asesino a sueldo, serio, recto, profesional, al igual que su padre y su abuelo, no cree en el crimen perfecto, sino que lo achaca a la suerte; Livingston, inspector de policía nervioso, esforzado, obsesionado con el crimen perfecto en el que sí cree, y con capturar a Fumake, con el que ya ha tenido varios encuentros, que llega al esperpento cuando ruega a Fumake que le avise de su nueva misión para poder capturarlo. Fumake, que acepta solo para que deje de molestarlo y poder ponerse a trabajar.
Dos personalidades contrapuestas, pero por ello totalmente complementarias, una no puede existir sin la otra. Y eso se traslada a su imagen física, a sus diseños: Fumake grande, monolítico, serio, pétreo; Livingstone delgado, nervioso, sudoroso, pura ansiedad. Pero además, cada uno se complementa con un acompañante que suplementa esa parte que en apariencia les falta, pero que curiosamente encontramos en el oponente; Alicia, la novia de Fumake, nerviosa, impetuosa; Guillermo (Caruso), ayudante del policía, sereno, cauteloso. Encontramos así un doble juego de parejas en la que cada una se complementa a la vez que se opone a sus contrarios.
La trama, como el homenaje que decimos que es, además de las referencias que usa, juega con el thriller y el noir, en un doble juego (otra vez, como en el tema de las parejas) en la que asistimos a una carrera tanto para poder cumplir el encargo por parte de Fumake, como para poder atraparlo por parte de las fuerzas del orden comandadas por Livingstone.
Un doble juego de ingenio, un doble juego del gato y el ratón en el que, a pesar de disponer de las pistas y de la mayoría de las piezas, llegamos a un final en el que los autores consiguen sorprendernos. Es más, es tal la minuciosidad en la creación de la trama, que en los bocetos que acompañan como extra a este volumen, hay algunos detallando los planos de hotel donde se desarrolla la acción, y el recorrido que los protagonistas realizan durante la misma; hay más bocetos, algunos en los que vemos el desarrollo de dicha acción, otros donde vemos el proceso hacia el dibujo final, así como alguna ilustración extra.
Cuenta, asimismo, con un artículo introductorio del cineasta y guionista Carlos Portela.
Una obra imprescindible, hija de su tiempo, pero actualizada para los nuevos tiempos.
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