La Frati Nigra, de Lem Ryan
Argumento:
El periodista y
escritor Lewis Miller, en la búsqueda de libros mágicos y grimorios, se ve
inmerso en la búsqueda del mismísimo Necronomicón, obra relacionada con
legendarios volúmenes, que se dice que pudieron estar escritos por los propios
ángeles. Perseguido por la policía por su posible vinculación en asesinatos
rituales, por sectas milenarias que luchan por el destino del universo, y
guiado por seres inmortales que conocen dichos libros desde hace siglos, Miller
deberá encontrarlos, dependiendo de ello (y de lo que hará si los encuentra) el
futuro de la realidad misma.
Opinión:
Nada más empezar
la novela, se nota que el autor, Lem Ryan, se ha fogueado en los “bolsilibros”,
la verdadera literatura pulp hispana.
Vengo a decirlo porque enseguida nos mete en la acción; una acción que desde
prácticamente las primeras páginas ya no cesará en toda la novela. Pero eso no
quiere decir que no desarrolle a los personajes, que sin ser excesivos en su
número, sí que son unos cuantos. No, el autor encuentra los momentos precisos
para darnos, al menos, unas pinceladas sobre ellos; o, durante el desarrollo de
la novela, las acciones de algunos personajes los definen, por lo que
prácticamente todos y cada uno de los personajes queda bien descrito, aún en
medio de la acción continua que caracteriza a la novela.
También hay una
labor de documentación, tanto de lugares donde se desarrolla la acción
(diferentes localizaciones en diferentes países) como en el conocimiento de las
obras que se nombran, sus autores (imaginarios o reales), y su historia, ya sea
leyenda, mitología, o realidad. En relación a esto, podríamos decir que resulta
fascinante cómo va desarrollando la relación entre los diversos libros míticos
(por mitología), legendarios (de leyenda), imaginarios, y reales, y
enlazándolos de tal manera que finalmente, la búsqueda se centra en el grimorio
esencial de los Mitos de Cthulhu, el “Necronomicón”. Por ello, podemos decir
que esta novela puede ser encuadrada dentro de los Mitos, al igual que algunas
recientes. Un resurgimiento y
actualización de esa parte esencial de
la literatura de terror.
Por otro lado,
también podríamos comentar que en el libro asistimos a una especie de viaje
iniciático del protagonista, el periodista y escritor Lewis Miller. Tanto es
así que a pesar de estar acompañado (y tutelado) en gran parte de la obra
(cuando no perseguido, que lo es prácticamente durante toda la novela, por una facción
u otra), la búsqueda la tiene que realizar específicamente él, y el hallazgo,
en caso de producirse, deberá ser realizado por él.
Involucrado en
la acción, casi en la vorágine, Lewis Miller es un periodista, y escritor de
artículos para revistas de parapsicología; temas en los que no cree, pero que
su ansia por conocer, por desentrañar los grandes enigmas, hace que prosiga en
ellos. Investigando sobre un tema que hace tiempo que persigue, los grimorios,
entra en contacto con seres inmortales que los custodian, o que los persiguen. Implicado
en una serie de asesinatos que se consideraban realizados por un asesino en
serie, ritual, tiene que huir a la vez de la policía y de las sectas que lo
persiguen por su relación con dichos libros. Encontrará aliados, pero será él,
y sólo él, el predestinado, el que deberá encontrarlo y leerlo. De él dependerá
el futuro de la humanidad, dependiendo de a quien decida ayudar, o quien consiga
su colaboración, voluntaria o involuntariamente.
Hermandades
milenarias, libros mitológicos, asesinatos, resurrecciones, seres inmortales,
reencarnaciones, monstruos primordiales, el bien y el mal en lucha eterna (sin
que ya casi se pueda diferenciar cual es cual), el futuro del Universo en
juego, etc. Todo ello en las escasas 207 páginas de “La Frati Nigra ”, lo que
da idea del poder de sintetización del
autor.
Una obra
recomendable que revive el espíritu de los Mitos de Cthulhu a través de su obra
ficticia más famosa, el Necronomicón, y que la actualiza y redefine a partir de
su relación con otras obras, imaginarias o reales, del imaginario legendario y
fantástico.
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