La decimotercera planta, vol. 2, RESEÑA

La decimotercera planta, vol. 2
Autores: José Ortiz, John Wagner,
Alan Grant
Editorial: Dolmen
Colección: Albion

Tras el potente cliffhanger del volumen 1, vuelve el ordenador Max, pero esta vez instalado en unos grandes almacenes, con toda una serie de nuevos personajes, nuevas víctimas para su 13ª planta a su disposición: ladrones, odiosos clientes... y agentes secretos; porque cambia la trama, iniciándose aquí una historia de espionaje y agencias secretas.

Un detalle que se me pasó en la reseña del volumen 1, pero que puedo comentar aquí; cada capítulo de esta serie está "presentado" por el ordenador, Max, que nos introduce así en la historia. Asimismo, dicha historia está narrada desde el punto de vista Max; esta estructura puede estar ideada por los guionistas como una manera de que el lector "empatice" con dicho personaje, verdadero protagonista del cómic.

Entrando ya en este volumen, lo primero a comentar es el magnífico dibujo, de nuevo, de José Ortiz. Todo lo comentado en la anterior reseña es aplicable aquí, pero, además, al cambiar el escenario y el tono de las historias, el dibujo debe acoplarse a todos esos cambios. Ahora ya no estamos en la Torre Maxwell (enseguida vamos con ello), ni las tramas se circunscriben a castigar en la 13ª Planta a los que molesten a los inquilinos; ahora Max está instalado en los Grandes Almacenes Pringle's. Así, nuevos escenarios, con mucho más personal, artilugios e instalaciones que dibujar.

Por otro lado, las historias, como digo, cambian, centrándose ahora en una trama de espionaje internacional con la intervención del MI5 (no comento nada más por no incurrir en spoilers), aunque lo que no cambian son los métodos de Max (a pesar de "estar reparado"); sin embargo, esto hace que las estancias en la planta 13 también tengan que ser rediseñadas, adecuándose a las nuevas tramas, lo que influye, nuevamente, en las ilustraciones, de lo que sale airoso (y es decir poco) de nuevo José Ortiz.

La verdad, no tengo muy claro a qué se debe este cambio, ese viraje hacia el tono de espionaje y detectivesco. Sí sé que le viene bien a la obra salir de su zona de confort, aun siguiendo entre los muros de otra instalación (aunque no tarde en volver a los orígenes).

En otras obras sí hemos comentado ("Johnny Hazard", por ejemplo), que el giro a esas tramas viene dado por el boom de novelas, películas y series de ese género; aquí no le veo mucha relación... aunque sí podríamos, tal vez, establecer una correlación con la Guerra Fría de los 80, así como con el Glasnost y la futura Perestroyka... sí, por ahí podemos tener algo, debido al tono de las historias de Max en los Grandes Almacenes.

Pues habiendo comentado todo esto y teniendo la reseña del primer volumen disponible, en la que se habla de los autores, de la inspiración para la serie y otra serie de datos, ya poco más que decir en estos momentos.

Incluye, como el anterior volumen, una serie de portadas estilo poster y el artículo "Terrores Victorianos" a cargo de Diógenes Pantarújez y una introducción de David Hunt, director de la revista "Eagle".


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