Reflexión sobre el día en el que me alcanzó la magia del tebeo (artículo publicado en TEBEOSFERA)


JAVIER ARNAU. Escritor y editor de la revista Planetas Prohibidos

Reflexión sobre el día en el que me alcanzó la magia del tebeo

Recuerdo muy de pequeño estar enfermo en cama una temporada más o menos larga, y que mi padre me traía, cuando volvía de trabajar, un chicle con un cromo de Mortadelo y Filemón. Creo que cada día. Un álbum en el que seguir una aventura e ir buscando pistas para resolver, con ellos, un caso. Además, llevaba algún regalo, una lupa creo recordar. También recuerdo cuando, semana a semana, me compraban al salir del colegio por la tarde, el número correspondiente de Tamar; y cuando los domingos, después de ir a la feria por la mañana me compraba cualquier tebeo que hubiera en el quiosco. Otro recuerdo es de los domingos por la tarde, de vuelta a casa de pasar el fin de semana fuera. Nada más llegar me compraba un sobre sorpresa que creo que valía cinco pesetas (no hace años, no) que llevaba un globo, una chuchería y un tebeo (DDT, Tiovivo, Pulgarcito, algo de eso), que me leía metido en la bañera comiéndome la golosina. Y los Súper Mortadelo, cuya historia "seria" me encantaba. Y qué decir del TBO, de Purk el hombre de piedra, Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, El Capitán Trueno, El Jabato... Y Pumby, por supuesto, que muchas veces leía en una tienda de un familiar (una droguería) que solía tener los números más o menos actualizados.
Portada de Borrell para Tamar -serie Ursus- nº 1 (1973).


En fin, como veis, todo lo que caía en mis manos. Pero vayamos con los superhéroes; en los remotos tiempos del siglo pasado, los pocos que se podían conseguir en ciudades pequeñas de España, los de Vértice: por eso las primeras Bibliotecas Marvel que salieron décadas después no me disgustaron, dado que estaba acostumbrado al tamaño bolsillo y al blanco y negro. Después, Bruguera. También Novaro, era de lo poco accesible entonces. Posteriormente, Cómics Forum, incluyendo los de Conan, y Ediciones Zinco. Leíamos superhéroes, jugábamos a superhéroes, coleccionábamos cromos de superhéroes. En definitiva, crecimos con los superhéroes. Ahora ya no tanto, estoy enfocado en otro tipo de cómic, tanto europeo (Spirou, Los Hombrecitos, Chick Bill, Spider, Zarpa de Acero, etc.) como americano (tiras de prensa: The Phantom, Agente Secreto Corrigan X9, Mandrake...) y recopilatorios de cómics de terror, ciencia ficción (Weird Science, Tales from the Crypt...). Mucho de ello, casi todo, para realizar reseñas pero, evidentemente, elegido por mis gustos. Sigo con algo de superhéroes, pero, como puede verse, he cambiado de temática, abriéndome a otros senderos: no es que antes no me gustasen, era que el dinero para cómics iba para superhéroes, y el resto lo leía prestado de bibliotecas o de amigos (Astérix, Tintin, Spirou, Metal Hurlant, Cimoc, Rambla, 1984, Makoki y otros).

Mis diez tebeos españoles:
  1. Tamar, de R. Acedo y A. Borrel.
  2. Mortadelo y Filemón, de F. Ibáñez. Venga, pongamos cualquiera de las historias sobre acontecimientos deportivos, por salirnos un poco de lo habitual.
  3. El invierno del dibujante, Los surcos del azar o Las Calles de arena, de Paco Roca; no sabría con cuál quedarme si tuviera que elegir en ese trío.
  4. Torpedo, de Abulí y Bernet.
  5. Pumby; cualquiera, pero me quedaría con Receso al amanecer, El país de las cosas animadas, y alguna en concreto de Super Pumby.
  6. Roco Vargas, de Daniel Torres.
  7. Kraken, de Segura y Bernet.
  8. Superlópez y el Supergrupo, de Jan y Efepé.
  9. El Mercenario, de Segrelles.
  10. Dani Futuro, de Mora y Giménez.

Sé que me dejo muchos fuera, icónicos la mayoría; Blacksad, Paracuellos, Los Profesionales, Hombre, Las mil caras de Jack el destripador, Historias de taberna galáctica, Caos, Capitán Trueno, Jabato, Iberia Inc., Triada Vértice... pero así de primeras, esa sería la selección que yo haría.

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