PASAJEROS (relato corto)

Somos pasajeros de una Eterna Melodía, dolorosa para el espíritu, pero necesaria para el correcto funcionamiento del universo que conforma nuestras mentes. La música de las Esferas Celestes brilla en intensa armonía, mientras nuestro viaje apenas acaba de comenzar. La Nave de los Sueños atracará en todos los Puertos de la Memoria Colectiva de esta caótica invención de nuestros sentidos.
Nada es Efímero, pero, a la vez nada es Eterno.

Viajamos, y nuestra propia estela de realidad define un espacio nuevo que hay que concretar,
Creamos, a medida que visitamos Antiguos Lugares, una corriente temporal apenas definida por nuestra presencia. A veces, la creación se aparta a nuestro paso; y otras, es nuestra propia alteración la que la busca para, en increíble armonía, crear la Eterna Melodía, la intensa Armonía por la que viajaremos de nuevo, o por primera vez, según el punto de la corriente temporal en el que nos encontremos. Y así, empezamos viaje eternamente, efímeramente... nada es eterno, pero tampoco nada es efímero, y nuestra Memoria Colectiva hace escala en todos los puertos posibles creados por nuestra propia indefinición.
Arribamos a costas nunca antes escuchadas, creadas por la música de los corales nacidos por la etérea muerte de las estrellas de nieve.
Y un punto en el horizonte nos recuerda nuestro punto de partida; mera escoria, que borramos para siempre en un simple bostezo de la eterna armonía, la intensa melodía que nos ha trasladado hasta aquí.
Hemos acabado nuestro involuntario viaje; hemos comenzado nuestra ilusionante travesía. Llegamos a donde decidimos cuando partimos; arribamos a cotas impredecibles desde nuestro origen.
Pero, al fin y al cabo, es una etapa más de la Eterna Melodía, necesaria para el funcionamiento de nuestro Orden Establecido, aunque dolorosa para el espíritu animal que todavía anida en nuestro interior.

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