Lázaro (Leonid Andréiev); reseña y regalo del relato

 En colaboración con los compañeros de La Boutique de Zothique, reseñamos este relato de Leonid Andreiev que fue publicado en el número 7 de la revista Preternatural. Esperamos que dicha reseña sea de suficiente interés como para que os apetezca leer el relato, que podréis conseguir de manera gratuita suscribiéndoos a la newsletter en el enlace que os voy a dejar. 

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Ahora, vamos con la reseña:

   “Lázaro” es una obra del escritor ruso Leonid Andréiev, publicada en 1906. En principio se trata de una especulación sobre la vida del personaje bíblico Lázaro, el que fue resucitado por Jesucristo tras pasar tres dias enterrado tras su muerte. Tras esta leyenda bíblica, el nombre de Lázaro se ha tomado como sinónimo de resurrección. Pero, ¿qué pasó con él tras su vuelta a la vida; qué sintió -si es que sintió algo- durante su entierro; qué sensaciones experimentó tras su vuelta al mundo de los vivos? Fijaos que en la última pregunta no he dicho “a la vida”, sino “al mundo de los vivos”. 

Lo que en principio parecía que iba a ser una de las protohistorias de zombis, pronto da un giro y pasa a hablarnos de la futilidad de la vida, de la pérdida de las ilusiones, del esfuerzo por permanecer en este mundo, una vez perdidas las perspectivas de futuro e, incluso de presente. Porque, una vez has pasado por el trance de la muerte, ¿qué te queda por experimentar?; sí, tal vez uno de los caminos sea aferrarse con más ganas a lo que quede hasta la desaparición definitiva... pero puede que otro sea el esperar con inanidad, observando la intrascendencia de la existencia dado que siempre llevará al mismo final, un final ya conocido por Lázaro y al que sabe que, tarde o temprano, arribará. Pero no solo la existencia del cuerpo, sino que es consciente de la degradación de todo el Universo, de que en el vacío eterno no hay más que eso... vacío, el cual llenará y poseerá a todo lo que existe. Y todo aquel que se cruza con Lázaro será consciente de esa nimiedad que es la existencia, incluso quien se arriesga y la quiere contraponer con la belleza, el poder, etc; solo dicha belleza, y la preocupación por el bienestar general, en contraposición con la individualidad parecen ser, aunque mínimamente, capaces de enfrentarse a ese vacío existencial casi definitivo. 
Así, aunque en principio pueda parecer una obra triste, casi depresiva, podemos pensar que la moraleja, la idea final, es que hay cosas que puedan valer la pena vivirlas, ya sea por nosotros o para nuestros congéneres, aunque el final vaya a ser el mismo pero, al menos, no habremos desperdiciado nuestro tiempo de existencia. Viene a corroborar esto la “metáfora” de Lázaro persiguiendo al sol, la luz y calor del mismo, en contraposición de la oscuridad y el frio de su tumba... y lo que fuera que viese/sintiese durante esos tres dias fuera de la existencia. 
Asimismo, cabe pensar, por todas estas reacciones, que para el autor tras la muerte no hay nada más que vacío, despojando así de sentido al personaje de Jesucristo y al propio cristianismo; reitero, es muy evidente que tras la muerte no vea más que decadencia y desaparición, pero tras su vuelta Lázaro busque siempre al Sol; Mitra, dios del sol de origen persa, posteriormente incorporado al panteón romano, y que podemos suponer en la base del posterior pensamiento cristiano, el cual adaptó elementos de religiones y creencias anteriores.

Por todo ello, podemos pensar que la obra nos presenta una lucha entre la luz y la oscuridad, sin entrar en la típica batalla entre el bien y el mal, en la que muy pocos elementos de la luz se contraponen a la “gran oscuridad final”, exponiendo así de paso las creencias antiguas como base de las modernas, las que parecen, según podemos atisbar, perder en contraposición de aquellas.







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