El GUARDIÁN DE LUZ (relato corto)

El Guardián Cósmico no me dejó acceder, por carreteras secundarias, al conocimiento Universal; las mareas estelares, las rutas de flujos electrónicos, las corrientes solares: ninguno me sirvió para acceder a mi meta última.
Cabelleras de cometas, púlsares radiantes, colapsos de estrellas; ni aún así conseguí que el Guardián Universal accediera a mi deseo. Muchos habían tomado atajos, caminos vecinales, ni siquiera carreteras secundarias; pero a mí se me obligaba a coger la autopista galáctica si quería acceder al conocimiento.

Todo lo realizado hasta ahora, todo lo aprendido - la experimentación propia, las hipótesis reveladas, incluso lo apenas intuido- sólo me daban paso al peaje cósmico, a vislumbrar la gran vía de la información.
El Guardián de Luz sólo permitía el paso a unos cuantos elegidos, a quien intuyera, aunque fuera ligeramente, someramente, los fenómenos del Universo.

Algunos habían tomado atajos pero se perdieron por el camino; ninguna luz les guió, ningún Guardián les vigiló. Las mareas estelares los arrastraron, como a guijarros en una playa Estelar. El conocimiento les colapsó - desintegración de átomos, púlsares radiantes que aceleró sus mentes, hasta el borde del abismo y más allá- . Y cayeron eternamente por carreteras accesorias, agujeros de gusano sin fin, colapso de estrellas, de cuerpos y mentes.
Y a mí se me obligaba a coger la gran vía; ningún atajo para mi mente. El conocimiento total como meta última; por el camino, las mentes de los que lo intentaron y cayeron, eternamente

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