Cansancio...

Cansado, tan cansado... la aceleración a la que fuimos sometidos fue casi mayor de la que un cuerpo humano podría soportar; y una vez aquí, la gravedad destroza lo que quedaba de nuestros pobres cuerpos. No hay ya fuerzas ni para levantarse, pero al mismo tiempo la excesiva atracción que esta masa casi planetaria ejerce sobre nosotros hace casi imposible el permanecer tumbados o sentados. Sólo un lento arrastrar, con frecuentes paradas estirando lentamente, casi imperceptiblemente, cada músculo hace que no acabemos aplastados instantáneamente. Buscamos, si conseguimos siquiera levantar la vista para rastrear el incongruentemente cercano horizonte, un lugar donde aposentar nuestros maltrechos huesos; un lugar donde la gravedad nos de un mínimo respiro. Pero parece que en este sitio en el que nos hemos visto abocados no encontraremos ni una pizca de piedad; aún así, seguimos adelante intentando proseguir, hasta donde sea posible, con nuestra misión... seguimos arrastrándonos poco a poco y estirando cada músculo lenta, fatigadamente...

(nada, una manera de decir que hoy me encuentro un poco más cansado que de costumbre... será la cercanía de los cinco días de fiesta...)

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