Reseña de "Yo, Lucifer ", de Glen Duncan


Sinopsis:

El fin se acerca, y al príncipe de la Oscuridad se le ha dado una última oportunidad de reingresar en el Cielo para toda la Eternidad, siempre que sea capaz de llevar una vida razonablemente intachable en la Tierra. Es la ocasión perfecta para probar el producto antes de comprarlo, y dejando a un lado las limitaciones del cuerpo humano escogido para su encarnación (el de un suicida, el escritor fracasado Declan Gunn ), lucifer se dispone a experimentar al máximo todas las delicias de la carne. Es su oportunidad de corregir los documentos bíblicos (Adán, según se insinúa, fue una variación errónea de Eva, el diseño original), de celebrar sus mayores logros (que van desde la Inquisición hasta Elton John) y, lo que es más importante, enviarle su guión cinematográfico a Julia Roberts.

Pero la experiencia de caminar entre nosotros no resulta lo que Su Majestad esperaba: en lugar de enseñar a los humanos lo que significa ser el Demonio, Lucifer se sorprende a sí mismo tratando de entender en qué consiste se un hombre.

El autor:

Glen Duncan, escritor británico, de familia indio-irlandesa, nacido en 1965 en Bolton. Estudió filosofía y literatura en la Universidad de Lancaster. En 1990 se mudó a Londres, donde trabajó como librero durante cuatro años. Su primera novela, Hope, recibió elogios a ambos lados del Atlántico cuando se publicó en 1997.

En la actualidad, Duncan vive entre Nueva York y Londres. Recientemente, los derechos de su novela, Yo Lucifer (2002)han sido vendidos para una producción cinematográfica en la que se barajan nombres de actores como Ewan McGregor, Jude Law y Daniel Craig.

Ha escrito también los libros Love Remains (2000), Wethercock (2003), The Death of an Ordinary Man (2004) y The Bloodstone Papers (2006).

Ha sido elegido tanto por Arena como por Times Literary Supplement como uno de los mejores novelistas jóvenes del Reino Unido.


La edición
:


Yo, Lucifer

Título original: I, Lucifer

Traducción: Carmen García Torres

Año de edición: 2008

I.S.B.N: 978-84-96756-56-4

Páginas 256

Rústicaa 14.5 x 22.5

PVP: 16.50 €

Editorial Berrenice (www.editorialberenice.com)


La Novela:

Dios ha decidido acabar con la Creación, y darle una última oportunidad de redimirse al diablo. Para ello, mediante sus Enviados, le propone que ocupe durante un mes entero un cuerpo que Él decidirá...

Debo de reconocer que cuando leí la sinopsis de este libro, creía que iba encontrarme con todos los tópicos que podían referirse al tema del diablo habitando el cuerpo de un ser humano durante un largo tiempo (no la posesión tipo El Exorcista, sino total control sobre el humano y sus acciones). Porque el libro está ambientado en gran parte en Londres, y el cuerpo que “toma” Lucifer durante un mes es el de un escritor fracasado y suicida (un tal “Declan Gunn”), por lo que me daba la impresión de que se iba a mover por los parámetros establecidos por escritores y/o guionistas de cómics como Neil Gaiman, Jaime Delano, Garth Ennis, Aln Moore, Mike Fabry, etc, con obras del estilo de Hellblazer, La Cosa del Pantano, Sandman, y otras del estilo: es decir, creía que nos iba a contar un viaje al submundo, ya sea los barrios bajos de la ciudad, o bien a los subterráneos donde habitan extrañas y desconocidas razas.

Pero bien pronto esa sensación queda descartada; Lucifer no se limitará a habitar el cuerpo de un fracasado y a deambular por esos submundos, aunque al principio pueda parecer que así será. No, muy pronto el diablo se dará cuenta de que puede vivir tan bien como le plazca, sin necesidad de pasar ningún tipo de penurias. Es más, utilizará sus dones y a sus acólitos para obtener una vida de lujo, sin inhibiciones; pero no podrá forzar a nadie a realizar lo que no quiera, puesto que estará vigilado por sus excompañeros celestiales.

La narración nos viene en forma de , digámoslo así, confesión. En su condición de escritor (fracasado), Lucifer en el cuerpo de Declan Gunn (recordad que el autor de este libro se llama Glen Duncan) intenta “continuar” con su obra literaria, a al vez que escribe (nos cuenta) su propia historia; la de su nuevo anfitrión, y la del mismísimo diablo.
Como Lucifer, nos contará cómo empezó su rebelión, sus relaciones con Dios, Jesucristo, y con los Ángeles. Asimismo, nos dirá cómo conoció, y cómo eran realmente, Adán y Eva. Y también todo lo que ha hecho en este mundo (según él, todo lo que ha ido alejando a la humanidad de su inocencia ha sido causado por él: el dinero, las industrias, Elton John y otros de su misma especie...).
Y como Declan, nos vá narrando su vida de lujo y desenfreno, su frenética carrera hacia el éxito, y lo que va dejando atrás en esa carrera.

Siguiendo con los paralelismos que el autor ha creado, Glen Duncan se metamorfosea en la novela en Declan Gunn, y las novelas de ambos (ésta que estamos leyendo, y la que escribe Lucifer/Declan) están en negociaciones para adaptarlas a la pantalla, y en ambas se habla de importantes nombres para los papeles principales.

Hay veces, bastantes, en que llegamos simpatizar con Lucifer/Declan; lo veremos como una víctima casi inocente del gran plan de Dios. Veremos su sufrimiento y su soledad, su alejamiento de casi todos sus excompañeros. Pero de repente, como queriendo desviarnos de este sentimiento de simpatía, el autor se esfuerza, tanto por boca de Declan, como por sus acciones, de dar muestras, a veces excesivas, de mal gusto; pero como ya digo, creo que la intención es que no empaticemos en demasía con el protagonista.
En cuanto al mal gusto por las acciones, estas serán frenadas por sus vigilantes excompañeros Ángeles. Incluso algunos, los que todavía le tienen verdadero amor, intentarán frenarle, y convencerle para que vuelva con ellos, al Gran Plan Celestial.

Por eso, aunque existan ciertos momentos en los que nos pueda parecer algo típico/tópico, y en otros el grado de “desagrado” del que hace gala el autor nos cause una cierta impresión, todo corresponde realmente al plan del autor de que no simpaticemos con ninguno de los teóricos bandos. Más bien, intenta que seamos partícipes de la vida desahogado (y algo amoral, hasta donde le permiten) de su alter ego, Declan Gunn.

Porque si en ciertos momentos podemos llegar a simpatizar con Lucifer/Declan y el autor nos aleja con escenas desagradables, también es cierto que los atributos de los representantes del “otro lado” (Ángeles, Dios y, sobre todo, Jesucristo) están articulados de tal forma que difícilmente podremos simpatizar con ellos. Y mucho menos cuando se descubra el verdadero plan final. Porque realmente todo son planes dentro de planes: ni la idea de Dios de acabar con la Creación y darle una oportunidad al demonio de redimirse es como se nos “ha vendido”, ni la intención última de Lucifer – en cuanto acabe su período de prueba- es lo que podíamos llegar a creer.

El desenlace final realmente nos sorprenderá, romperá nuestros esquemas sacándonos de la(s) posible(s) senda(s) que nos hayamos podido trazar a lo largo del libro. Nada es ni será como parece, ideas preconcebidas cambiarán para siempre, y la escala de valores sufrirá altibajos según el estado de ánimo al que nos conduzca el autor. Porque igual podemos sentir simpatía y/o pena por quienes nunca lo hubiéramos pensado, que rechazar casi de plano a quien teníamos en alta estima. Y, a su vez, iremos conociendo las corruptas altas esferas a donde parece conducir la ambición y la codicia.


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